2011, mediados de julio: El derretimiento de la nieve en los Alpes ha terminado, los kayakistas europeos de aguas bravas suben a los valles glaciares del Tirol y de los Alpes franceses para cazar ríos de clase V. A 2700 kilómetros al este, seis vagabundos defensores duermen en una residencia sobrecalentada en el centro de Tbilisi. El vuelo de anoche fue más largo de lo esperado. El fuerte viento en Estambul retrasó ambos vuelos durante horas, el caos del aeropuerto también nos llevó cuatro bolsas con algunas camisetas y equipo de remo. Eso no debería impedirnos descubrir los ríos de uno de los países más bellos de ese planeta: Georgia, el desconocido paraíso del kayak en el corazón del Cáucaso. Cinco horas más tarde nos encontramos en el puerto de Pshavis Aragvi, a 60 kilómetros al norte de la capital. 

El viaje continúa por las tierras altas del centro de Georgia. Los Verfechters exploran los ríos desérticos Paravani y Mtkvari y visitan el patrimonio cultural de Vardzia.

Uno de los mayores activos del destino turístico de Georgia es su variedad de paisaje, cultura y clima. Georgia es tan pequeña que puedes cruzarla fácilmente en un día y, sin embargo, experimentarás todas las formas de la naturaleza. Enormes glaciares dominan las cordilleras del norte en Svaneti y Tusheti, se producen vinos formidables en la montañosa Kakheti, más al este, los desiertos cálidos y secos limitan con Azerbaiyán. En cambio, en la costa del Mar Negro, el clima cálido y muy húmedo te hace sentir en el trópico. Los expertos dicen que en la república suroccidental de Adjara se encuentran los mejores valles para los arroyos empinados. Como la temporada de lluvias alcanza su punto máximo en invierno y principios de primavera, este es el momento de encontrar niveles de agua épicos en la exuberante selva verde de Adjara. De todos modos hacemos el viaje por el espectacular paso Goderzi de 2024 metros de altura, sabiendo que podemos saltar a las montañas turcas de Kackar durante algunos días si el nivel del agua es bajo.